Por: LHZ

Ciudad de México.- Andrés Manuel López Obrador, en la acostumbrada presentación diaria ante medios de comunicación, fustigó a las autoridades electorales de México que ratificaron su resolución de retirar las candidaturas del partido oficial a las gubernaturas de los estados de Guerrero y Michoacán.

En una reciente “Mañanera”, en vivo y en directo, la ciudadanía fue testigo de la diatriba presidencial contra los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y los miembros del Instituto Nacional Electoral (INE) por dejar fuera de la contienda del próximo seis de juniEn to a Félix Salgado Macedonio y Raúl Morón.

Salgado Macedonio y Morón, de por sí innombrables políticos, pese a no ser ciudadanos idóneos para esos cargos gozaban de todo el favor presidencial para gobernar Guerrero y Michoacán, respectivamente.

López Obrador, en la famosa “Mañanera”, denunció un “golpe a la democracia”, una arbitrariedad  contra los oficialistas, un exceso y hasta una “provocación” el desempeño de las autoridades del TEPJF y del INE que cortó las alas a los candidatos del partido en el poder a las gubernaturas de los dos conflictivos estados.

Fue una perorata dirigida al “pueblo”, a millones de mexicanos que veían la transmisión en México y más allá de las fronteras de la mal llamada “conferencia de prensa”, que en realidad es una presentación ante periodistas de medios afines o de otros que se han sometido al guion impuesto por el vocero presidencial para no incomodar al anfitrión de Palacio.

Un intenso y emotivo discurso, pronunciado por un visiblemente molesto López Obrador, que habría explotado con facilidad –como ha ocurrido otras veces- si es que algún reportero hubiera osado “repreguntar” o refutar los señalamientos del dirigente político.

Fue una defensa de los candidatos fallidos a las gubernaturas de Guerrero y Michoacán y de repudio a otras acciones del INE, principalmente, contra el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena),  propio de un máximo dirigente de una organización partidista.

El problema es que no se trataba de un mitin mañanero de Morena, acorde con la campaña de cara a las elecciones del próximo seis de junio. Hablaba desde el Palacio Nacional el presidente Constitucional “de todos los mexicanos” y no el líder de un partido político.

Es un hecho que muchos mexicanos esperaban una exposición mesurada, digna de un estadista, ante el espinoso tema. Pero fueron testigos – de nuevo – de una reacción airada propia de un dirigente político que tiene que salir en defensa de los intereses de su partido.

Con la larga intervención en el tema del INE y el TEPJF, pese a que debería respetar la veda electoral a que está obligado todo presidente, dejó de lado para variar la rendición de cuentas sobre el trabajo del gobierno en temas fundamentales del país como la pandemia, la violencia del crimen organizado y la deteriorada economía familiar, entre otros que agobian a los mexicanos.