Madrid. – Un equipo multidisciplinario de investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares de España ha llevado a cabo un estudio en ratones que demuestra la importancia del ácido graso presente en la leche materna para el correcto funcionamiento del corazón de los neonatos y su supervivencia después del parto. Los resultados de esta investigación fueron publicados la semana pasada en la prestigiosa revista Nature.

El ácido graso en cuestión es el omega-6 g-linolénico (GLA), que se proporciona al bebé a través de la leche materna o de las leches artificiales. Cuando el organismo detecta la presencia de este ácido graso, se activan los mecanismos necesarios para garantizar los aportes energéticos que el corazón necesita y se inicia el latido cardíaco en el entorno extrauterino.

Según explicó el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares en un comunicado de prensa, el ácido graso GLA se une a una proteína celular llamada Receptor X de Retinoide (RXR). Esta proteína actúa como un sensor nutricional de lípidos y derivados de la vitamina A, alterando la expresión de genes y afectando funciones biológicas clave como la inmunidad, la diferenciación celular y el metabolismo.

Cuando la proteína RXR detecta la presencia del ácido graso materno, se activan programas genéticos que equipan a las mitocondrias, conocidas como las centrales energéticas de las células, con las proteínas necesarias para comenzar a utilizar los lípidos como fuente principal de energía en el corazón maduro.

Estos hallazgos podrían tener importantes implicaciones terapéuticas en enfermedades cardiovasculares que involucren disfunciones mitocondriales y metabólicas, así como en enfermedades relacionadas con alteraciones en los procesos de maduración después del nacimiento, según la doctora Mercedes Ricote, jefa del Grupo de Señalización de los Receptores Nucleares del CNIC y líder de la investigación.

Los investigadores comprobaron en ratones que la ausencia de la proteína RXR en el corazón, así como la falta del ácido graso GLA en la leche materna, impiden que las mitocondrias produzcan energía de manera adecuada. Esto conduce a un fallo cardíaco severo que puede resultar en la muerte del neonato en un plazo de 24 a 48 horas después del nacimiento.

Tim Bish

Al nacer, el corazón del bebé debe generar rápidamente energía para iniciar el latido cardíaco en el entorno fuera del útero materno. Esta investigación, cuya autora principal es la doctora Ana Paredes, propone un enfoque novedoso para comprender las adaptaciones posnatales que se desencadenan para que el organismo cumpla con los requisitos en el entorno extrauterino y se activen los mecanismos necesarios cuando ya no existe el soporte de la fisiología materna.

Es importante destacar que las leches de fórmula también contienen los precursores necesarios para proporcionar al neonato el ácido graso GLA que necesita para poner en marcha su sistema cardíaco después del nacimiento. Sin embargo, los investigadores enfatizan que este estudio se ha realizado con modelos animales y celulares, por lo que aún falta investigar las implicaciones en humanos a través de estudios clínicos.