Ciudad del Vaticano. – Monseñor Álvaro Ramazzini, de 72 años, identificado con las causas de los más desposeídos, como los pobres y los migrantes, asumió hoy como cardenal ante el Papa Francisco, en ceremonia efectuada en la Basílica de San Pedro, Ciudad del Vaticano.

La ceremonia de investidura como cardenal de Ramazzini, obispo de la Diócesis de Huehuetenango, Guatemala, se cumplió este sábado. El acto solemne encabezada por el sumo pontífice, quien nombró a un total de nueve cardenales.

Ramazzini se ha distinguido por su defensa de los derechos humanos, en especial de los más pobres de Guatemala, pero también ha levantado su voz en contra de las autoridades que abusan de los migrantes y no atienden los problemas estructurales que obligan a miles de desempleados y a familias enteras a buscar mejores horizontes de vida fuera de su país.

El jerarca católico guatemalteco, en entrevista con la prensa oficial de El Vaticano unas horas después de que fue anunciado su nombramiento, ratificó que los pobres y los migrantes serán prioridad de su nueva gestión, que comenzó este sábado.

Los tres principales ejes de su labor pastoral como cardenal serán  la problemática de los migrantes, la lucha contra la pobreza estructural y un diálogo entre los sectores más representativos de Guatemala “que cancele la polarización existente y ayude a salir adelante” al país.

“En este momento para mí las prioridades en mi país siguen siendo, primero, toda la problemática de los migrantes, todos los que han sido deportados, y lo que les está pasando en las comunidades en Estados Unidos”, precisó.

Señaló que el problema de la migración irregular se relaciona directamente con la pobreza, e instó a las autoridades y los principales sectores del país a tomar acciones, tras evaluar “cómo se puede erradicar la continua y permanente pobreza estructural en el país”.

El combate a la pobreza es necesario para que “no se produzca esa violencia de tener que salir del país a la fuerza, porque aquí no hay condiciones de vida digna”, puntualizó el ahora cardenal.

«Ahora en Guatemala ya no hablamos de la violencia del conflicto armado (1960-1996), pero seguimos hablando de lo que san Pablo VI llamó “la violencia de la pobreza”, de una “pobreza estructural” que sufre el país, aseveró el obispo de la Diócesis de Huehuetenango.