Guatemala, 29 diciembre.- El gobierno guatemalteco conmemoró el 24 aniversario de los acuerdos de paz, un pacto entre el Estado y  la insurgencia cuestionado por organizaciones civiles y defensoras de los derechos humanos por considerar que no ha dejado los beneficios que se esperaban para el país.

Según sus detractores, el  histórico acuerdo suscrito el 29 de diciembre de 1996 no ha resultado en avances sociales y económicos para la población ni propiciado el desarrollo del país, como anticiparon hace 24 años tanto el gobierno como la insurgencia.

El Acuerdo de Paz “Firme y Duradera” – avalado por las Naciones Unidas –      firmado por el gobierno del presidente Álvaro Arzú y la guerrillera Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), puso fin a un conflicto armado interno que en 36 años causó más de 200 mil muertos y desaparecidos.

En opinión de los críticos del pacto entre el Estado y la guerrilla guatemalteca, persisten los problemas que originaron el prolongado conflicto armado interno como la exclusión de los pueblos indígenas, la pobreza, la violencia, la impunidad, así como una deficiente impartición de justicia, entre otros.

El presidente Alejandro Giammattei, al encabezar el acto oficial por el aniversario de los acuerdos de paz, reconoció que las causas que originaron el movimiento insurgente en noviembre de 1960 “siguen estando vigentes”.

En ese sentido, expuso la necesidad de “replantear los acuerdos de paz” con el propósito de propiciar “los cambios estructurales que se tienen que hacer en el país” para superar flagelos como la desigualdad y la pobreza, que motivaron el surgimiento del movimiento rebelde en 1960.

Pidió el “acompañamiento de la comunidad internacional” en el objetivo de “buscar mecanismos de replanteamiento de los acuerdos de paz” y ratificó el compromiso de su gobierno con las acciones derivadas del pacto.

“Hoy hay valor para honrar y cumplir los compromisos”, puntualizó Giammattei, quien asevero que se tienen importantes avances “pero siguen muchos no cumplidos. Seguimos teniendo una deuda con la historia”.

Saludó el establecimiento de los acuerdos de paz, que se lograron luego de un proceso de negociación de cinco años, y destacó que con este convenio entre el Estado y la desmovilizada URNG “en Guatemala abrazamos la paz como una forma de hacer política” y “como una forma de construir un país”.

Por su parte, el Observatorio de Pueblos Indígenas reiteró que los sucesivos gobiernos en los últimos 24 años han incumplido los compromisos sociales y productivos “fundamentales” derivados del acuerdo de paz.

Resaltó que en general el Estado guatemalteco no ha cumplido el resarcimiento de las familias de las víctimas del pasado conflicto armado interno, mientras que los indígenas continúan excluidos, sin oportunidades de desarrollo y sumidos en la pobreza.

Coincidió con otras organizaciones civiles en que las administraciones que se han sucedido desde 1996 no han logrado involucrar a los guatemaltecos en el proceso de post conflicto armado.

Giammattei encabezó el acto de conmemoración del Acuerdo de Paz “Firme y Duradera” en el Palacio Nacional de la Cultura, ex sede del gobierno, el mismo recinto en el que hace 24 años los comandantes generales de la URNG y representantes del Estado guatemalteco formalizaron el fin del conflicto armado interno.