Internacionales. – En Medellín, Colombia se lleva al cabo la 49 Asamblea General de Estados Americanos (OEA), en donde este viernes se presentó un informe que indica que aproximadamente 5.000 personas venezolanas abandonan diariamente su país debido a las malas condiciones de vida, con lo cual se calcula que la cantidad de migrantes podría ascender a 7.5 millones para el próximo año.

El coordinador del Grupo de Trabajo, David Smolansky, advirtió que “para el momento de esta Asamblea General hay 4 millones de migrantes y refugiados venezolanos, el flujo migratorio más grande de la historia de la región. Actualmente es el segundo más grande del mundo, solamente superado por Siria, que ha pasado por una guerra por más de 8 años”. Explicó además que, dada la grave situación, “se considera imperante otorgar a los venezolanos el estatus de refugiado a nivel regional, según la Declaración de Cartagena”.

Según datos del informe presentado por el Grupo de Trabajo de la OEA para Abordar la Crisis de Migrantes y Refugiados Venezolanos en la Región, la mayoría de los migrantes y refugiados venezolanos se encuentran en: Colombia (1.3 millones), Perú (768 mil), Chile (288 mil), Ecuador (263 mil), Brasil (168 mil), Argentina (130 mil) y Panamá (94 mil).

Smolansky propuso la creación de una tarjeta de identidad regional que tenga cobertura en toda Latinoamérica, para facilitar el desplazamiento de las personas que huyeron de Venezuela.

El secretario general de la OEA, Luis Almagro, señaló que los venezolanos dejaron su país para sobrevivir por una causa única, a la que llamó “la dictadura de Nicolás Máduro”. Además, indicó que la Organización de Estados Americanos ha planteado a todos los estados miembros que adopten medidas que permita darles un trato digno a las personas provenientes de Venezuela.

El informe presentado abarca temas como la crisis de salud, la inseguridad alimentaria, la violación de derechos humanos, la persecución y represión, el colapso de los servicios público en Venezuela, el status de los venezolanos en Latinoamérica y el Caribe, el reconocimiento Prima Facie de los refugiados venezolanos, la cooperación internacional, y los desafíos financieros que se enfrentan la comunidad internacional para poder responder adecuadamente al flujo migratorio.