Guatemala. – El político derechista Alejandro Giammattei tomará posesión de la primera magistratura de Guatemala con el reto de superar problemas como corrupción, pobreza y violencia que agobian a la población.

En una ceremonia de investidura que se pretende austera, según las autoridades entrantes, Giammattei, un médico de 63 años de edad, asumirá este 14 de enero para el período 2020-2024.

La Cancillería de Guatemala informó que al acto de transmisión de mando presidencial, que se efectuará en la Gran Sala Efraín Recinos del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias de la capital, asistirán 12 jefe de Estado y unas 50 delegaciones, así como “invitados nacionales de diversos sectores de la sociedad”.

Luego de varios intentos por llegar al poder, el dirigente postulado por el partido Vamos ganó de manera contundente la segunda ronda de las elecciones presidenciales disputada en agosto pasado.  Sucederá en el cargo a Jimmy Morales, un ex comediante de televisión que termina un gobierno (2016-2020) sin respaldo popular.

El nuevo mandatario se comprometió a combatir la corrupción aún sin la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), una misión surgida de un convenio entre el Estado y las Naciones Unidas que en 12 años de trabajo en el país logró avances históricos en el combate a la corrupción y crimen organizado.

El gobierno del presidente Morales, pese a resonantes victorias en la lucha contra la corrupción que llevaron a prisión a influyentes empresarios, políticos y funcionarios, se empeñó en cesar las funciones de la CICIG, lo que logró en septiembre de 2018 cuando no renovó el mandato de la misión de Naciones Unidas luego de expulsar a su titular, el ex magistrado colombiano Iván Velásquez.

La CICIG, que laboró de la mano del Ministerio Público para procesar a cientos de funcionarios y particulares acusados de integrar estructuras criminales relacionadas con el Estado, investigaba también al presidente Morales por financiamiento electoral ilícito y procesó al hijo y al hermano del mandatario saliente por corrupción, entre otros.

“La maldita corrupción” – como la llamó durante su campaña política – es un flagelo que golpea a los guatemaltecos y se debe erradicar por obstaculizar el desarrollo del país y disminuir el bienestar de los guatemaltecos, de acuerdo con Giammattei.

El presidente electo aseveró, tras una visita de trabajo a Washington, que estudió con autoridades de Estados Unidos “un modelo contra la corrupción” que ataque el problema y someta a los corruptos pero que a la vez impulse reformas a los procedimientos existentes, a fin de fomentar la transparencia y erradicar las prácticas corruptas en las instituciones públicas.

“De nada sirve la entidad que se tenga (de fomento a la transparencia), si tenemos un sistema político y administrativo que alimenta la corrupción”, enfatizó Giammattei, quien destacó la colaboración del gobierno de Estados Unidos e instó a “los países amigos” a apoyar “este esfuerzo de una Guatemala diferente”, sin prácticas corruptas.

El problema estructural de la pobreza, que afecta a más de 60 por ciento de la población (15 millones de habitantes), es otra de las prioridades del gobierno entrante. Un desafío mayor – según analistas – si se tiene en cuenta la escasez de recursos y su habitual merma por corrupción en las sucesivas administraciones.

El experimentado político ratificó que en “el nuevo país” que se propone, el gobierno ejercerá de manera eficiente un mayor presupuesto para mejorar significativamente la política social, y avanzar en rubros como educación, salud, combate a la desnutrición (mal que padece la mitad de la población infantil de menos de cinco años) y en los principales servicios básicos.

A partir de este martes 14 de enero, el nuevo gobierno –prometió Giammattei – comenzará el diseño y ejecución de las acciones de seguridad ciudadana y de combate a la delincuencia, una de las mayores preocupaciones de los guatemaltecos.

Pese a los logros que presumen las dos últimas administraciones, como la baja en casos de homicidio y el aumento del número de efectivos de la Policía Nacional Civil, que pasó de 25 mil a más de 40 mil elementos, Guatemala es considerado uno de los países más violentos de América Latina.

Estudios especializados establecen que el promedio mundial de muertes violentas es de alrededor de seis casos por cada cien mil habitantes, mientras que en el país centroamericano, según datos oficiales, el índice es de 23.5 homicidios.

Además de la irrupción del narcotráfico, como una de las más peligrosas manifestaciones del crimen organizado, los guatemaltecos son presa de la delincuencia en las calles, el transporte público y hasta en sus propios domicilios por grupos de ladrones y las temidas “maras” o bandas de jóvenes delincuentes presentes en la urbe y en el área rural.

El gobierno del presidente Giammattei deberá atender también el problema de la migración irregular a partir de una serie de acuerdos entre  los gobiernos de Morales y de Donald Trump que obligarían a Guatemala a recibir en su territorio a ciudadanos centroamericanos y de México solicitantes de refugio en Estados Unidos.

El presidente electo Giammattei afirmó que desconoce el contenido preciso de los acuerdos en materia de migración que recién suscribieron Guatemala y Estados Unidos, y que el gobierno saliente de Morales tampoco se preocupó de aclararle el sentido del convenio bilateral

Adelantó que su gobierno asumirá de manera responsable el tema migratorio y que buscará nuevos acuerdos en la materia con la administración de Washington, pero sin llegar a un conflicto con el presidente Trump.