La Paz. – El presidente de Bolivia, Evo Morales, denunció hoy un golpe de Estado contra su gobierno y presentó su dimisión al cargo para evitar un baño de sangre entre los bolivianos.

El gobernante, quien ejercía la presidencia desde hace 14 años, dijo en una declaración pública que resolvió su renuncia para evitar la violencia, en especial la que se desató en los últimos días contra su familia, sus ministros y sus principales allegados en el gobierno.

Atribuyó la violencia y el golpe de Estado “cívico, político y policial” a su rival en las pasadas elecciones presidenciales, Carlos Mesa, a quien pidió respetar la vida de las familias del presidente, de sus ministros, de sus principales colaboradores y de seguidores de su gobierno.

«Mi pecado es ser indígena, dirigente sindical y cocalero”, enfatizó el presidente Evo Morales, quien aclaró que “aquí no termina la vida, la lucha sigue”.

Morales hizo la declaración con el anuncio de su dimisión acompañado del vicepresidente Álvaro García Linera, que respaldó la decisión del mandatario con el fin de impedir que continuara y se profundizara la violencia y el enfrentamiento entre los bolivianos.

La renuncia del presidente Evo Morales se da en medio de la crisis política que siguió a la jornada de los comicios del pasado 20 de octubre, en la que las autoridades electorales concedieron la victoria al gobernante, mientras la oposición denunció un fraude en las urnas.

Los enfrentamientos ente simpatizantes del mandatario y los detractores de su gobierno han causado al menos tres fallecidos y cientos de heridos y detenidos.

“No hagan eso, es inhumano”, dijo el presidente Morales en referencia a la violencia contra sus familiares, como el caso del ataque contra un hermano y la quema de su residencia. Acusó de los atentados al candidato presidencial Mesa y al dirigente Luis Camacho.

Pidió a la Organización de las Naciones Unidas y la comunidad internacional en general que denuncien el golpe de Estado en su contra y que condenan la violencia desatada por Mesa y Camacho.

Al anunciar que también renunciaba, el vicepresidente García Linera ratificó que se trató de un golpe de Estado, consumado este diez de noviembre, y exigió “a los que nos robaron el voto, porque nos lo robaron, que no destruyan a Bolivia”.

“Volveremos y seremos millones”, advirtió García Linera, quien reiteró que decidieron la renuncia al gobierno para evitar un repunte de la violencia y la confrontación.

Luego de que anunciaron sus dimisiones, los documentos de la  renuncia a los cargos de presidente y vicepresidente serán enviados a la Asamblea Plurinacional de Bolivia para que resuelvan si procede la convocatoria a elecciones o el nombramiento directo de Mesa.